28/11/16

Algo muy sensual

Llega la noche, después de un día largo, un día muy duro y sabes que la recompensa va a ser llegar a casa y estar sola, bueno sola con mis pensamientos.  Abochornada de tanta soledad me voy a la cama donde un mundo de sueños inundan mi solitaria vida.

Pero de momento por un instante olvido por completo quien soy, qué hago, a qué me dedico, el lugar donde vivo, me emerjo en rutas prohibidas, enrolladas, maravillosas...

Lugares donde me gustaría permanecer el resto de mi vida, un lugar inesperado, lleno de lagunas de agua dulce, árboles tropicales a su alrededor, apetitosos frutos al alcance de mis manos. Eso todo estaba en mi cabeza, un lugar paradisíaco donde mi cuerpo se materializó, mi cuerpo medio desnudo para acompañar la situación. Me acerqué con disimulo al árbol más exótico que allí estaba. Cogí un fruto de su rama y tenía una pinta suculenta. Lo mordí de tal forma que su agua dulce me recorrió la barbilla, alcanzó mis pechos y continúo bajando hasta el fruto prohibido.
Introduzco mi pie en el agua esperando el alivio del agua y siento como el calor aumenta en mi húmedo cuerpo. Mis piernas poco a poco se van sumergiendo en un mar placentero, en las aguas del alivio, en los insospechosos lugares desearía estar en ese esplendoroso lugar.
El agua continuaba empapando mi deseoso cuerpo, una vez llegada a mi tierna cintura era la hora de sumergir mis senos tan dulces y tan húmedos. Mi cuerpo estaba completamente perdido dentro del agua, del magnífico lugar de mis sueños.
Cerré por un instante mis ojos cansados y pude sentir como alguien comenzaba a acariciar mi delicado rostro, con sus manos puede sentir el agradable sabor que se obtiene al sentir a alguien a tu lado. Con las manos sensibles, amorosas, cariñosas, sensuales, ... Abrí los ojos para poder contemplar su querido rostro, su brillo como persona y la sorpresa fue. Era una mujer. Una preciosa mujer igualmente semidesnuda. Que cosquilleo recorrió mi cuerpo. Mi mente se nubló, mi corazón tembló de una sensación de amor.
17 de enero del 2003

Al releer este relato me doy cuenta que a la mujer que hago referencia soy yo misma. Yo misma soy la que me puedo dar el mayor placer de mi vida
Si me amo a mí misma entonces lo que encontraré fuera de mí será amor. Un amor y una motivación por vivir, por encontrar nuevos lugares hermosos. Lugares donde poder estar plácidamente y contemplar lo maravilloso que me va a dar la vida. Una sensación agradable puede invadir mi cuerpo si yo me amo. Esa sensación es la que debo de sentir en cada circunstancia de mi vida cuando vea que algo me desestabiliza. Para saber que esta sensación es así debe de llenarme de plenitud, de placer, y con ello poder aprender de la situación. Y tú cuando te miras al espejo te gustas? Te miras y te dices qué hermosa que soy hoy?

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